El gozo de las buenas noticias
Y esta vez llegan de Polonia, de Hungría, de Almería y de Egipto.
Tenían que recoger 100.000 firmas en tres meses, y recogieron 600.000 en dos semanas. Los patrocinadores de la campaña para abolir la ley del aborto en Polonia, herencia de los antiguos regímenes comunistas, han triunfado.
El primer paso para abolir esa ley ha sido aprobado ampliamente en el parlamento polaco. En Polonia volverá a ser respetada la persona humana desde su concepción; y el Estado ni impondrá, ni permitirá, “el asesinato de niños por nacer”, en palabras de la presidente de la sección nacional de Obstetricia y Ginecología de la Asociación de Médicos.
De las cenizas de otro país subyugado por el comunismo ruso, otro canto de alegría, de verdad y de paz:
“La Constitución protege la institución del matrimonio, considerado como la unión natural entre un hombre y una mujer y como fundamento de la familia”
“Desde el momento de la concepción, la vida merece estar protegida como un derecho fundamental”, “la dignidad humana es inviolable. Debe ser respetada y protegida”.
Esta vez, es la nueva Constitución de Hungría, recién aprobada con amplia mayoría parlamentaria, y que deja sin vigor la herencia de muerte del texto legal comunista.
Del centro de Europa volamos a las orillas del Mediterráneo.
Hasta ahora son sencillamente promesas y buenos deseos; pero ya el hecho de que se haya comenzado a hablar de estos problemas, y en estos términos, es un avance notable.
El primer ministro egipcio, Essam Sharaf, en el deseo de que haya paz estable en todo el territorio de la nación, parece decidido a “preparar una ley unificada sobre la construcción de lugares de culto; y combatir así la discriminación y la creciente violencia sectaria”. A la vez, ha asegurado a los coptos –que llevan dos mil años en el país- que la iglesia de la Virgen María será reconstruida o renovada, para reparar los daños ocasionados en ataques recientes de grupos musulmanes.
El camino de Sharaf no será fácil; aunque tenga la autorización de las urnas para hacer una interpretación amplia y ligera, del art. 2 de la Constitución que declara que la ley islámica, la shari’a, ha de ser la fuente principal de todas las leyes del Estado.
Y llegamos al otro extremo del Mare Nostrum: Almería, y más concretamente Roquetas de Mar, Norias de Daza y la Mojonera.
Dos misioneros provenientes de África, de los “padres blancos”, llegaron a la zona antes de acabar el siglo XX, con el deseo de evangelizar a los africanos que llegaban a aquellas tierras en busca de trabajo y de acogida.
Desde entonces, la labor pastoral ha ido creciendo paso, y este año han tenido la alegría de recibir en la Iglesia a 58 africanos, jóvenes y adultos, asentados ya en la tierra, trabajadores de las plantaciones de cultivos que llenan los mercados de Europa.
Cincuenta ocho nuevas familias católicas, que se suman a las que han ido naciendo desde 1998, año de la llegada de estos misioneros. Y yo ya me imagino la alegría, y las acciones de gracias de estos “padres blancos”, cuando vivan la ordenación sacerdotal de los primeros afro-españoles de color, nacidos en las tierras que los acogieron, y les hicieron olvidar para siempre las pateras.
Ernesto Juliá Díaz