Descripción
Es un repaso de la tradición sociológica de los siglos XIX y XX. Con este estudio se quiere presentar que la sociología aporta una verdad muchas veces ausente en el pensamiento filosófico y teológico. En especial la relación que existe entre la mente y la sociedad.
Todos los sociológos están de acuerdo en que de una u otra manera la sociedad (la institución en la que vivimos) afecta a nuestra conciencia (la manera de captar cada cual esa realidad y lo que pensamos de ella). Por ello se concluye que el pensamiento tienes raíces sociológicas.
Uno de los puntos en los que se insiste es el gran espacio que la religión tiene en la obra de los grandes sociológos. La religión que, a primera vista es de orden espiritual tiene una capacidad de impacto sociológico muy importante.
Igualmente los grandes sociólogos al analizar las instituciones sociales lo hacen con una perspectiva humanística. Son las instituciones que favorecen al hombre y su desarrollo las que hace falta potenciar para conseguir una sociedad más auténticamente humana.
A lo largo del libro se pasa de la sociología a la teología propiamente dicha para mostrar como toda visión del vivir humano tiene un a priori teológico, una teodicea implícita. El fin de todo ello es entender más claramente cómo ha de ser hoy la práctica cristiana y cómo habremos de afrontar más adecuadamente la presencia del Espíritu Santo en la sociedad.
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